Friday, January 02, 2015

EL ESCUDO DEL ATEO.

EL ESCUDO DEL ATEO.
Vuestros hijos, aunque estén con vosotros, no os pertenecen. Podéis darles vuestro amor, pero no vuestros pensamientos, porque ellos tienen los suyos propios. Podéis esforzaros en ser como ellos, pero no busquéis hacerlos como vosotros.” GIBRAN JHALIL GIBRAN

La mayoría de los habitantes de este planeta son teodependientes en al menos un dios y se piensa que educar en la religión a un niño es lo mejor para él. En esa condición, el adoctrinamiento se generaliza por los padres teodependientes hacia todos sus hijos considerando que es su obligación enseñar algo benéfico a sus hijos.

Sin embargo, el niño que de adulto va a ser necesariamente ateo, está inmunizado contra la charlatanería o supercherías de todo tipo que durante toda su vida pueda escuchar o leer, por lo tanto no importa cuanto adoctrinamiento reciba, finalmente en la adolescencia su paraguas de inmunización lo  ubicará como lo que es, un ateo. Así mismo, el niño que va a ser necesariamente teodependiente de adulto, no está inmunizado contra la charlatanería y supercherías, por esa razón estas lo permean desde la infancia, manifestándose como un teodependiente consumado.

Es muy difícil si no es que imposible identificar en la tierna infancia a un niño o niña que van a ser ateos de adultos, pero su inmunidad la obtienen desde la cuna a través de su carácter o temperamento, del cual surgen tres características intelectuales innatas o connaturales que forman un escudo protector y que le proporcionan blindaje contra las creencias absurdas, a saber la CURIOSIDAD (para investigar), la INTELIGENCIA (para razonar) y el VALOR (para aceptar su condición), las cuales durante su desarrollo intelectual se irán acentuando y siendo cada vez más evidentes hasta alcanzar el nivel justo y necesario para descubrir que es ateo. Dado que estas tres características intelectuales se mantienen durante la adultez, entonces resulta imposible que un ateo pueda convertirse a teodependiente.


Por otra parte, igualmente resulta ocioso enseñarles a los infantes el ateísmo, por lo que sería preferible dejarlos crecer y desarrollarse como lo que son, niños en proceso de desarrollo y solo en su bien entrada adolescencia enseñarles lo uno o lo otro de acuerdo a la tendencia que muestren, ya sea la de ateo o la de teodependiente, de esta manera se evitaría caer en el abuso infantil y crear los fastidiosos creyentes o ateos de closet que se manifiestan en las redes sociales como teodependientes rebeldes o como ateos reprimidos.

Saludos cordiales.

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