EL ESCUDO DEL ATEO.
“Vuestros
hijos, aunque estén con vosotros, no os pertenecen. Podéis darles vuestro amor,
pero no vuestros pensamientos, porque ellos tienen los suyos propios. Podéis
esforzaros en ser como ellos, pero no busquéis hacerlos como vosotros.”
GIBRAN JHALIL GIBRAN
La mayoría de los habitantes de este planeta son teodependientes en al menos un dios y se piensa que educar en la religión a un niño
es lo mejor para él. En esa condición, el adoctrinamiento se generaliza por los
padres teodependientes hacia todos sus hijos considerando que es su obligación
enseñar algo benéfico a sus hijos.
Sin embargo, el niño que de adulto va a ser necesariamente ateo, está
inmunizado contra la charlatanería o supercherías de todo tipo que durante toda
su vida pueda escuchar o leer, por lo tanto no importa cuanto adoctrinamiento
reciba, finalmente en la adolescencia su paraguas de inmunización lo ubicará como lo que es, un ateo. Así mismo, el niño que va a ser necesariamente teodependiente de adulto, no está
inmunizado contra la charlatanería y supercherías, por esa razón estas lo permean desde la
infancia, manifestándose como un teodependiente consumado.
Es muy difícil si no es que imposible identificar en la tierna infancia a
un niño o niña que van a ser ateos de adultos, pero su inmunidad la obtienen desde
la cuna a través de su carácter o temperamento, del cual surgen tres
características intelectuales innatas o connaturales que forman un escudo
protector y que le proporcionan blindaje contra las creencias absurdas, a saber la CURIOSIDAD (para investigar), la INTELIGENCIA (para
razonar) y el VALOR (para aceptar su condición), las cuales durante su desarrollo intelectual
se irán acentuando y siendo cada vez más evidentes hasta alcanzar el nivel justo y necesario para descubrir que es ateo. Dado que estas tres características intelectuales se
mantienen durante la adultez, entonces resulta imposible que un ateo pueda convertirse
a teodependiente.
Por otra parte, igualmente resulta ocioso enseñarles a los infantes el
ateísmo, por lo que sería preferible dejarlos crecer y desarrollarse como lo
que son, niños en proceso de desarrollo y solo en su bien entrada adolescencia enseñarles
lo uno o lo otro de acuerdo a la tendencia que muestren, ya sea la de ateo o la
de teodependiente, de esta manera se evitaría caer en el abuso infantil y crear los
fastidiosos creyentes o ateos de closet que se manifiestan en las redes
sociales como teodependientes rebeldes o como ateos reprimidos.
Saludos cordiales.
No comments:
Post a Comment