No hay duda de que el comportamiento humano es fascinante. La variedad y cantidad de conductas del ser humano son ilimitadas, llegando a ser contradictorias y oscuras algunas de ellas.
Cuando seguimos las huellas de alguna conducta especifica del ser humano, ella invariablemente nos conducirá hacia las puertas de dos mundos misteriosos y complejos: El mundo interior y el exterior, los mundos de lo heredado y de lo adquirido, lo innato y lo aprendido, lo genético y el medio ambiente.
Todos sabemos que los seres imaginarios como Santa Claus, Superman, Batman o Tarzan no existen, que estos personajes son ficticios y fueron creados por el mismo ser humano para su entretenimiento. Sin embargo, cuando el ser imaginario cambia al nombre de Jehová, Dios, Jahve, Zeus o Tlaloc, súbitamente estos seres imaginarios dejan de serlo y se convierten en seres reales antropomórficos y además, sirven como sustento fundamental o principios, que rigen el comportamiento humano. Lo curioso de esto es que no todos los seres humanos reaccionan de la misma manera y hay algunas personas que continúan viéndolos como lo que son, simples seres imaginarios creados por el propio ser humano.
Por lo anterior, cabe hacernos las siguientes preguntas ¿por qué la mayoría de los seres humanos necesitan creer en algún tipo de ser imaginario y por que una minoría no lo necesita? ¿Cuáles son las características que distinguen a las personas que necesitan creer en seres imaginarios de las que no lo necesitan?
El siguiente estudio es un intento por clarificar estas preguntas, pero no desde el punto de vista de los seres imaginarios, sino estrictamente desde el punto de vista secular y psicológico, es decir que lo importante no son los dioses, sino las propias personas con sus mundos interior y exterior, lo genético y el medio ambiente, lo innato y lo adquirido.
De esta manera podemos formular la siguiente hipótesis: Las características de Curiosidad, Inteligencia y Valor de cada persona son las que determinan la diferencia entre necesitar creer en seres imaginarios y no necesitarlos.
Se entiende por Curiosidad la capacidad individual o disposición personal para investigar, conocer y saber. Se entiende por Inteligencia la capacidad para razonar y analizar lo investigado. Y finalmente se entiende por Valor, el coraje de reconocer, aceptar y superar las conclusiones de lo analizado.
Con el objeto de delimitar su marco de referencia consideremos los siguientes puntos:
Primero, los seres imaginarios son irrelevantes, lo importante son las mismas personas y determinar las características que diferencian a un creyente de un no-creyente, pero desde el punto de vista personal, individual o psicológico.
Segundo, las características de CIV, existen en todos los seres humanos. La diferencia de estas características entre los seres humanos es de grado y orden, es decir que el CIV de un creyente es MENOR que el CIV de un no-creyente.
Tercero, el CIV es un factor resultante. La característica de Inteligencia se ha tratado de medir y el pionero de estas pruebas fue el francés Alfred Binet, por otra parte la Curiosidad, un tanto mas abandonada por la Psicologia tiene algunas escalas como la de Zuckerman, finalmente, el Valor no han sido objeto o intento de medición. Por lo anterior y con el afán de clarificar el factor resultante CIV consideremos en forma tentativa, que cada una de ellas se pudiera medir en una escala de 0-100 puntos, entonces el Factor Resultante máximo seria de 300 (C+I+V) y por lo tanto para ser no creyente el factor resultante seria 201 o mayor o en su defecto para ser creyente el factor CIV es 200 o menor.
De esta manera una persona que tuviera una Inteligencia de 100 (sabio) y una Curiosidad de 100 (Científico), pero un Valor de 0, entonces invariablemente seria un creyente(100+100+0=200), esto explica por que hay científicos y genios creyentes, porque a pesar de tener la curiosidad de cuestionar y razonar sobre si mismos, carecen del valor para reconocer y aceptarse tal y como son, recurriendo a los seres imaginarios para tratar de ocultar su falta de Valor. Así mismo, si una persona tuviera un Valor de 100 y una Curiosidad de 50 y una Inteligencia de 50, entonces seria también un creyente (100+50+50=200), ya que a pesar de tener un valor máximo, su curiosidad e inteligencia no le alcanza para llegar a cuestionarse a sí mismo.
Nuevamente aclaro que los ejemplos de medición de las características CIV son solo con carácter explicativo y que de ninguna manera estoy afirmando que son resultado de alguna investigación estadistica.
No comments:
Post a Comment