Friday, November 30, 2007

EL TEMOR A LA SOLEDAD.

Dentro de los innumerables temores que se manifiestan en la infancia como los temores a los animales, a las personas extrañas, a la oscuridad, a los fantasmas, etc., el peor de todos ellos es el temor al abandono de los padres. El terrible temor de sentirse solos, abandonados a sí mismos, a su frágil constitución e incipiente desarrollo intelectual que pone al descubierto su impotencia ante la imponencia de lo desconocido.
En esa etapa infantil es cuando se empieza dramáticamente a tener conciencia de lo horrible que es la soledad de uno mismo y se busca desesperadamente la poderosa y salvadora protección paternal.
Pero no todos los niños muestran ese comportamiento extremo ante el abandono y la soledad como lo describen Mary Ainsworth, et al, en su famoso experimento plasmado en el libro “Patrones de Apego: Un estudio Psicológico de las situaciones extrañashttp://en.wikipedia.org/wiki/Mary_Ainsworth clasificando el comportamiento de los infantes en:
a) Apego seguro (Secure attachment)
b) Apego ambivalente (Anxious-ambivalent insecure attachment) y
c) Apego elusivo (Anxious-avoidant insecure attachment)
Las diferencias individuales entre estos tres tipos de comportamiento, se considera que son originadas por el temperamento o carácter de cada ser humano y esa es la razón por la que los niños tengan diferentes temores y en diferente grado.
Estos comportamiento infantiles son muy similares a los mostrados por los seres humanos en su edad adulta con respecto a la poderosa y salvadora protección de una divinidad, deidad o dios, así, los creyentes serian del tipo (a) o apegados a Dios, los agnósticos del tipo (b) o apegados a Dios en forma ambigua y los ateos del tipo (c) o Desapego elusivo o evasivo a Dios. Estas coincidencias no son casuales ya que forman parte del desarrollo intelectual infantil y del desarrollo de las filiaciones intelectuales (ateo, agnóstico, creyente).
En el estado adulto el temor a la soledad se hace mas intenso porque se
agrega otro conocimiento insoportable, la vejez y sus inexorables consecuencias como la pérdida de comunicación con el mundo exterior al perder la vista, el oído y la movilidad, para solo después morir solos en nuestra propia soledad, tal y como magistralmente nos lo muestra García Márquez en sus “Cien Años de Soledad” en donde José Arcadio Buendía primero de la extirpe y fundador de Macondo, pasa la vejez y la muerte amarrado, primero literal y después psicológicamente al tronco de un castaño, hablando consigo mismo y diciendo incoherencias a los demás, en un estado de completa inocencia, concluyéndose que nacemos solos y morimos solos.
Otro premio Nóbel de literatura que nos habla de la profunda soledad, es Octavio Paz y su libro “El Laberinto de la Soledad” en donde dice: “El sentimiento de soledad, por otra parte, no es una ilusión -como a veces lo es el de inferioridad- sino la expresión de un hecho real: somos, de verdad, distintos. Y, de verdad, estamos solos
Concluyo que el temor a la soledad es terrible, insoportable, pero perfectamente natural y humano y no por ello debe convertir a unos en privilegiados por superarlo o desgraciados a otros por necesitar una idea (dios) que los proteja emocionalmente.
¿Acaso es un delito o una falta muy grave reconocer públicamente nuestros temores como para sentir vergüenza de ello y ocultarlo?
...

1 comment:

Anonymous said...

maestro:

Yo en mi adolescencia fui un verdadero solitario. solo me comunicaba con mi pequeña familia ya que no tenia amigos una vez me desespere tanto que pensaba en el suicidio, entonces pense que esa no era la solucion... ademas no le podia hacer eso a mi familia.. asi que tube las agallas para empesar a comunicarme... despues de varios años sigo sin entender por qué me cuesta tanto relacionarme, y por qué busco la soledad encerrandome en mis pensamientos.